Una colección de alta costura de vestidos de ensueño -inocentes pero complicados- de los que solo sabe hacer Elie Saab: centelleantes, delicados e irisados. Con los detalles de diamantes, lentejuelas y pedrería como protagonistas importantes que dibujan motivos naturales enredados en las telas –muchas de ellas de encaje– y los hacen brillar incandescentes desde que salen a la pasarela.
Fuente: vogue
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